miércoles, 9 de octubre de 2013

LA CASONA AISLADA




La casona, asemejaba aquellas construcciones antiguas, un viejo solar a punto de destruirse y venirse abajo, tenía telarañas por todos lados. Julio había decido entrar a su nuevo domicilio, pero ignoraba lo que experimentaría horas después.
¡Qué casa más tenebrosa! En verdad, es tétrica y fría, ¿podré quedarme sólo, podré soportarlo? dije entre mi.
Recuerdo que mis padres me dijeron, no te preocupes hijo, hay una cama bien grande donde dormiería cómodo, eran de ésas matrimoniales grandes y acogedoras.
“Tenía todo para que la noche salga espléndida: películas , comida, cigarrillos, cerveza, sin duda era una de esas noches soñadas e inesperadas”.
Acepté con recelo la invitación de mis papás a sostener por un tiempo en la casona sólo; pensé que sería “la gloria”.
Lo que originó esta vida silenciosa y poco ajustada a la moral y buenas costumbres, fue que en más de una ocasión le había demostrado con gestos y palabras, valerme por mi sólo por amor a mi familia. No querían pasar por otra decepción, ya le habían hecho trizas el corazón antes por problemas y errores que surgieron,  no sabría como remediarlo.
Sin embargo, no todo salió como esperaba. Pero no te preocupes Julio, todo saldrá bien, mi mente me hablaba por momentos extraños.
A última hora, me citó una chica que se apareció así de la nada en la casona y acordamos ir a la sala. Entre la penumbra de la noche y el ambiente frío, su mirada me cautivó manteniéndome congelado por unos momentos.
Bebimos cerveza negra, decidimos matar el estrés viendo películas, ya en la casa, mi amiga imaginaria, tuvo una desaparición, donde por unos momentos pensé que estaría en el baño, toqué la puerta cuatro veces y no me respondía nadie, estando la puerta cerrada, giré a mirar la sala, ella estaba de espaldas, era una sensación rara, escalofríos por mi cuerpo.
Después todo fue confuso, sólo una imagen terrorífica en mi cabeza, ya desde lo lejos miraba el panorama de la vida, mi amiga imaginaria tenía las manos cortadas y llenas de sangre, las cuales escurrían gruesos chorros sangrientos, que al chocar contra el suelo dejaba un charco enorme de mancha rojiza, mi cuerpo yacía boca abajo desnuda, sobre una cama de sábanas blancas, que estaban desordenadas y sucias; el arma con que fui violentado, estaba tirada a un extremo de la cama y daba la impresión de haber sido usado recientemente.

Hans Plasencia Cavero

miércoles, 2 de octubre de 2013

Paulo Fuentes

Autobiografía

 La certeza de mí proveniencia  nunca lo sabré con exactitud,  según las historias contadas de generación en generación mis genes  son provenientes  del Cusco. La ciudad de los incas fue testigo del nacimiento,  de las convivencias, y reproducción de mis ancestrales.

Comenzaré por mi bisabuelo materno, descendiente de los incas, fue un gran agricultor y tenía a su dominio una de las haciendas más grandes del Cusco. Sus grandes ganados lo hacían de los hombres más adinerados y respetados  de la región. Una noche por defender  a su ganado que venía siendo robado por cuatreros, fue herido de gravedad, impidiéndole volver a trabajar de agricultor por el resto de su vida. Debido a este hecho tuvo que vivir de sus ganados hasta esperar su muerte.

 He mencionado que mi bisabuelo es descendiente de los incas y no solo por el hecho de haber nacido en el imperio inca y que sus antepasados también hayan nacido ahí, esto se debe a que apellidaba Capac, aquel apellido que sería cambiado en su escritura por Ccapa, la razón de la decisión del bisabuelo de alterar el orden de las letras sigue siendo una incógnita. Es así que mi bisabuelo José Capac sería el último en llevar aquel apellido en su forma original.

Mi abuelo materno nombrado como su padre, llevaría el nuevo apellido y con eso el legado de los Ccapa. Nacido en Cusco en 1921, se dedicaría al comercio de lanas de ovinos, llegando a recorrer gran parte del territorio Peruano.  Su capacidad de resistencia para caminar de pueblo en pueblo era asombrosa, según el abuelo le gustaba caminar  por que se conectaba con la naturaleza y aprendía de ella a cada paso que daba. También era asombroso verlo pelear con el burro o con cualquier otro cuadrúpedo cuando estaba borracho, hasta que recibió una patada de un asno que lo hizo dormir por tres días seguidos.

Es coincidente que mi otro bisabuelo  de quien heredo el apellido Fuentes y que se lo transmitiré a mi primogénito haya nacido también en Cusco. Según las crónicas sobre mi antecesor, se menciona que de niño fue criado en Cusco pero que a los 12 años tuvo que mudarse a Arequipa, donde se formó con su  familia. Dedicado a la artesanía desde joven y experto en la pesca, decidió viajar a Lima para conocer el puerto pesquero  del Callao, pero no llegaría a destino, ya que en el trayecto conocería a quien sería su esposa.

Fruto del romance de mi bisabuelo Gavino Fuentes con Cristina Gallegos, nacería mi abuelo, un marino mercante que viajaría por las corrientes de todo el océano pacifico.  

Elogiado por sus grandes proezas, una de ellas, el de pasar sobre un ganado de toros.

En aquel día la embarcación llevaba consigo un ganado de 80 toros afincados en la proa del barco, ese día fueron  azotados por una tormenta que llevaría a desenganchar las anclas de seguridad  que sostenían el cerco del ganado y así  produciendo que los toros pudieran caer al mar. La única manera de llegar a las anclas y volverlas colocar, era pasar por encima de los toros, corriendo el riesgo de caer entre los toros y ser aplastado. El único marino que se animó a proceder a dicha ejecución fue mi ancestro, quien saltando de toro en toro llego a extremo de la proa y así poder  colocar los anclajes de seguridad, evitando la pérdida de los vacunos.


Las aventuras y hazañas de mis antepasados quedaran en mis recuerdos hasta el día que deje de respirar, y por tal motivo  se los transmitiré a mi legado para que sigan recordando nuestro origen, esperando ser parte de ella en un futuro.

martes, 1 de octubre de 2013

HANS PLASENCIA

Autobiografía

Cuatro o cinco primos me dijeron por las redes sociales que si yo divulgaba mi autobiografía tal vez le darían una revisada cuando la universidad se lo permitieran. A causa de este afecto exaltado, al parecer debo acceder a las propuestas de la familia.

Aquí está, entonces, mi autobiografía:

Soy  de ascendencia reconocida, por parte de mi madre mi familia tiene un reconocimiento de la gente importante en lo que es el ámbito de artistas. El segundo de los Plasencia que inicia está recordada y dudosa incógnita no fue un Plasencia, sino un cantante muy recordado, apellidado Cavero. Esto ocurría en el año 2009, justo el día de la pérdida de Arturo el zambo Cavero, cantante de música criolla, Perú.
Es que no hemos podido averiguar la causa misteriosa de que nuestra familia llevara el nombre materno de Cavero, en vez del paterno de Plasencia.

Tenemos ciertos recuerdos razonables muy fuertes para no haber continuado con el análisis de ese misterioso familiar. Me preguntaba el nueve de octubre del año 2009, fecha en que falleció, el que habría fallecido realmente sería mi familiar, será que soy parentesco de Arturo el zambo Cavero, llamándome Hans Plasencia Cavero, cuando recordaba su sepultura, me preguntaba mil veces, el señor que acaba de dejar de existir será realmente mi tío, acaso serán puras coincidencias, me dije interiormente, luego de dos minutos miré de piez a cabeza a mis segundo hermano mayor, lo observé detenidamente, al terminar de ver su facciones (moreno, grueso, cabello ondulado, labios gruesos, voz ronca), fastidiándolo le dije hermano será que nuestro tío falleció hoy, el sonrió mirando las noticias en la televisión; es pura coincidencia hermano, recalcó.

Jhon Plasencia, cuyo nombre fue reconocido en las peñas de las noches limeñas.

Jhon tendría 19 años cuando se dirigió a una de las peñas más famosas de Perú, llamada exageradamente tentación de Máncora.

Este Plasencia era un cantante comediante fabuloso. Tenía en su poder un manejo de voz en estos tiempos.

Jhon Plasencia afilaba muy bien la brillante voz de su boca y se ubicaba en un lugar conveniente del escenario a saludar al público. A medida que pasaban, Jhon los saludaba los saludaba con esa ronca voz sólo por el placer de ver cómo reaccionaban, porque como ya dije, era muy único en sus imaginaciones.

Parece que por la perfección artística de sus canciones , llamó la atención pública más allá de lo normal. Algunas artistas que estaban en el tema y habían tenido conocimiento de los rasgos comediantes de Jhon, lo espiaron por el día y se apropiaron de su persona en el preciso momento en que llevaba adelante una de sus imaginaciones. Los representantes de esas artistas recibieron la orden de separarlo del grupo de Jhon, y llevarlo a un lugar elevado en la peña del Carajo.

Todo el vecindario se congregaba diariamente para observar aquella parte de la persona de Jhon Plasencia, que nunca antes había ocupado un lugar tan talentoso.

Tampoco mencionaré a los parientes lejanos, y hablando de ellos globalmente, diré solamente que se apartaron de la familia en un rasgo curioso. Efectivamente, los Plasencia estamos congeniados; los otros muriéndose de la envidia sana en sus casas, de muerte artificial, lamentados por los vecinos de la tentación.